Cuando las Posesiones Reemplazan a Dios: Un Llamado de Atención para los Católicos
- 12 may
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¿Algo está reemplazando a Dios en su vida?
El Primer Mandamiento nos dice que no debemos "tener otros dioses frente a mí" (Éxodo 20,3). En esta sociedad secular, ¿cuántas personas realmente honran a Dios por encima de todo?
Los Sutiles Peligros de la Idolatría Moderna
En el mundo de hoy, constantemente se nos bombardea con la idea de que la única manera de ser feliz es comprando lo último que se anuncia: necesitamos un auto nuevo, ropa nueva o el dispositivo electrónico más reciente.
Algunos de los programas de televisión más populares son competencias de realidad que nos permiten imaginarnos en el lugar de los concursantes mientras compiten por grandes sumas de dinero y viajes extravagantes. Si tan solo pudiéramos tener esto o aquello, ganar más dinero o ser más exitosos, entonces podríamos ser felices.
Cuando caemos en la trampa de esta cultura consumista, comenzamos a colocar nuestros deseos y esperanzas de felicidad en objetos materiales, en lugar de en Dios. Estas cosas se convierten en nuestros "falsos dioses", tomando prioridad sobre nuestra relación con Él.
Lo Que el Evangelio Dice Sobre la Riqueza y la Fe
El Joven Rico y la Prueba del Corazón
Mateo 19,16–30; Marcos 10,17–31 y Lucas 18,18–30 relatan la historia del joven rico, donde Jesús explica que nuestra actitud hacia la riqueza y las posesiones puede estar en conflicto con nuestro verdadero enfoque espiritual. Este joven había cumplido fielmente los Mandamientos y le preguntó a Jesús qué más podía hacer para alcanzar la vida eterna. Como muchos de nosotros, anhelaba una vida plena. Creía que quizás podía utilizar su riqueza para asegurar su felicidad eterna.
Jesús comprendió su apego a las posesiones y le dijo que vendiera todo lo que tenía, que diera el dinero a los pobres y que luego lo siguiera. Al hacerlo, su tesoro —y su corazón— ya no estarían en la tierra, sino con Dios. Pero al oír estas palabras, el joven se fue entristecido, porque era muy rico.

Cuando las Posesiones Obstaculizan la Salvación
Muchos de nosotros podríamos responder de la misma manera. Tenemos muchas posesiones, y a menudo les damos gran importancia. Como el joven rico, si Jesús entrara hoy en nuestra vida y nos dijera que vendiéramos todo y que diéramos el dinero a los pobres, también podríamos vacilar… o incluso alejarnos.
Jesús continuó diciendo a sus discípulos:"¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!"Ellos se asombraron aún más, así que Jesús les explicó:"Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de Dios" (Marcos 10,23–25 BJLA).
No Se Trata de la Riqueza
El problema no es la riqueza en sí —muchas personas ricas en la Biblia fueron claramente bendecidas por Dios—. El verdadero problema está en nuestra actitud hacia las cosas del mundo.
La sociedad nos dice que solo los bienes materiales pueden darnos valor o felicidad verdadera. Pero cuando aceptamos ese mensaje, dejamos de lado a Dios y colocamos nuestra confianza en lo que poseemos.
La riqueza y las posesiones nunca nos harán felices por mucho tiempo. Días o semanas después de obtener ese artículo tan deseado, se convierte en solo una cosa más, y comenzamos a anhelar otra cosa.
Dónde Comienza la Verdadera Alegría y Plenitud
Nuestro enfoque debe estar en Jesucristo. Debemos reconocer que todo lo que tenemos viene de Dios. Nada nos pertenece solo por nuestro propio esfuerzo; todo es una bendición que hemos recibido.
Solo en Él encontraremos una felicidad duradera y una plenitud verdadera.
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